sábado, 21 de agosto de 2010

Dolores Jiménez y Muro


Dolores nació en Aguascalientes el 7 de junio de 1850, pero creció en San Luis Potosí. Era hija de un alto funcionario y fue educada en el ideario del liberalismo juarista, al tiempo que vivió los sobresaltos que aquejaron a la república por la intervención francesa. A fines del siglo XVIII y principios del XIX, el territorio potosino era un auténtico caldero del pensamiento liberal radical, en donde se comenzó a tejer la extensa trama del movimiento armado revolucionario, y en donde además florecieron grupos liberales con la capacidad de editar y difundir sus puntos de vista a través de diversas publicaciones contra el intervencionismo y el porfirismo. El liberalismo que permeaba en diversos grupos era tal que permitió a las mujeres cultivarse y formarse como escritoras y periodistas; incluso eran admitidas en la masonería.

A los 24 años era una señorita que vestía encajes y moños, y que daba rienda suelta a su sensibilidad en poemas que rechazaban el intervencionismo, patentizando sus anhelos de una patria libre, justa y soberana. En 1874 participó en las fiestas de Independencia declamando algunos de sus poemas que merecieron elogios de Benigno Arriaga y otros escritores. Más tarde serían recopilados en un libro titulado Un rayo de luz.

Es uno de los grandes rostros anónimos de la Revolución mexicana, y una grave omisión en la historia de México. Abrazó la causa revolucionaria a los 60 años, reunió ideas y les dio forma que plasmó con su puño en impecable letra inglesa en el Plan Político y Social de Tacubaya. Fué autora nada menos que del prólogo del Plan de Ayala, que dejó plenamente satisfecho a Emiliano Zapata. En cuanto ella se lo presentó, el Caudillo del Sur exclamó entusiasmado: “Esto es precisamente por lo que se pelea, por que se devuelvan las tierras que han sido robadas”.

La luchadora murió en el anonimato –limbo en el que sigue hasta nuestros días–, a los 75 años, el 15 de octubre en la ciudad de México (1925).


Más informacion en el siguiente enlace:

martes, 6 de julio de 2010

Andrew Alexi Almazán Anaya

Andrew Alexi Almazán Anaya “el niño genio mexicano”, según Discovery Channel, tiene ahora 15 años. Nació el 16 de octubre de 1994, en la Ciudad de México y al ingresar a los 12 años a la Universidad, se convirtió en el universitario más joven de México y entre los más jóvenes del mundo, con la particularidad de haber cursado previamente los estudios obligatorios de educación básica, media y media superior, con excelencia académica.
A muy temprana edad, 2 años y medio, comenzó a dar muestra de su interés cultural, de su avidez de conocimientos. Paralelamente adquirió el gusto por la música culta, pues el primer músico que le interesó fue Bach y sus conciertos de Brandenburgo y luego Vivaldi, Mozart, Chopin. Es la única música que escucha.Recibió de regalo un esqueleto de plástico y jugando jugando, se aprendió de memoria todos los huesos del cuerpo. Más tarde le fue obsequiado un microscopio y empezó a internarse en un mundo invisible a los ojos.

Más información en el siguente enlace:

http://www.cedat.com.mx/BIOGRAFIA.html

sábado, 12 de junio de 2010

2° Generación

En el club de lectura es para poder leer en grupo, donde damos nuestras opiniones, observaciones y convivir con otras personas de otros grupos, hasta hacer amigos y del mismo grupo en que ántes no se podian llevar bien. En la lectura se puede observar las palabras conforme se valla leyendo, analisándolas y comprendiéndolas, en el que esas palabras las escaneamos por el cerebro que hace que lo utilicemos y podamos escribirlo bien.

sábado, 6 de marzo de 2010

Primer sábado de lectura 2° generación (6/03/10)

Este sábado, se empezó el club de lectura con lo mejor que se esperaba, 10 en el grupo de Héctor, 3 en el grupo de la maestra Laura Patricia Macias Acosta y 9 en el grupo de Christian Eduardo y Juan Antonio Luévano. Primero nos presentamos, después leímos una novela, llegando a las 10:30 A.M. tomamos un pequeño receso de 30 minutos en el cuál se pudo comentar del texto, conocernos mejor etcétera. Al regresar continuamos con el texto para terminar e irnos.